Los "viciosos" del Franquismo
El estudio histórico 'Los invisibles' revela cómo la ciencia de la Dictadura trataba a los homosexuales de "enfermos"
El estudio histórico "Los invisibles" (Comares) sobre el homosexual masculino en la cultura española entre mediados del siglo XIX y el comienzo de la Guerra Civil demuestra cómo las distintas disciplinas científicas lo calificaron como "enfermo" o "vicioso" durante ese periodo.
Con el subtítulo "Una historia de la homosexualidad masculina en España, 1850-1939" los profesores Francisco Vázquez García, catedrático de Filosofía de la Universidad de Cádiz, y Richard Cleminson, hispanista de la Universidad de Leeds, han rastreado cómo disciplinas científicas como la psiquiatría, la criminología, el derecho o la pedagogía españolas conceptualizaron al homosexual.
El estudio explora la formación "en grandes ciudades españolas como Madrid y Barcelona y desde el periodo de Alfonso XII de unas sociedades clandestinas de homosexuales que poseían sus propios enclaves de encuentro, código de señales para reconocerse mutuamente, rituales de iniciación y formas de celebración colectiva", según ha dicho a Efe Vázquez García.
"El entorno homosexual que conocieron poetas como García Lorca o Luis Cernuda, ya en los años veinte y treinta se asentaba, pues, sobre una tradición mucho más antigua", ha señalado Vázquez García para añadir que "las novelas del Álvaro Retana o los ensayos de Alberto Nin Frías, en ese mismo periodo, revelan cómo los homosexuales intentaron dejar oír su voz, más allá de las etiquetas impuestas por la Medicina o la moral vigente."
También se indaga en cómo "la homosexualidad entendida como pérdida de masculinidad funcionó como un símbolo político, en el momento de decadencia de la crisis del 98; o moral, con la aparición de la figura del sacerdote pederasta en la novela o la psiquiatría de la época; o social, como un atributo asociado a unas clases aristocráticas consideradas perversas y libertinas".
Como ejemplo del "valor simbólico del homosexual", Vázquez García ha recordado que "en octubre de 1898, después del Desastre de Cuba, se produjo una crisis de Gobierno al descubrirse que el gobernador civil de Cádiz, Pascual Ribot, cuñado de Antonio Maura y pariente del ministro de Fomento del partido Liberal, había organizado bajo cuerda un servicio de higiene de la prostitución masculina, con cobro de impuesto e inspección médica incluidos."
"En esa época estaba tolerada bajo reglamentación la prostitución femenina, pero no la masculina; y todo se debió a una denuncia de Adolfo Suárez de Figueroa, diputado conservador por Málaga, que publicó en el periódico de su propiedad el artículo 'El reino de Sarasa', donde denunciaba el hecho y aportaba como prueba las cartillas sanitarias de los 'invertidos'", según Vázquez.
"El escándalo fue mayúsculo y la noticia salió en toda la prensa nacional, condujo a la dimisión del gobernador y a la del mismo ministro, y en la prensa se comentaba el hecho paradójico de que lo que la derrota militar en Cuba no había logrado provocar, o sea, una crisis de gobierno, fuera propiciado por un asunto tan turbio".
"También se dijo que 'lo de Cádiz'--es posible que la conocida fama de esta ciudad provenga de ese escándalo-- mostraba la falta de masculinidad y hombría de la raza española y explicaba la debacle militar", ha concluido Vázquez.
La obra también aborda la primera ley penal que en la España contemporánea castigaba la homosexualidad consentida entre varones adultos y que fue aprobada por la Dictadura de Primo de Rivera, en 1928, y provocó que "algunos intelectuales como Gregorio Marañón o el jurista Jiménez de Asúa se pronunciaran contra la norma, señalando que los homosexuales, en tanto que enfermos no especialmente dañinos, no debían ser objeto de castigo."
El libro se centra en la homosexualidad masculina porque "en el caso de la femenina resulta mucho más difícil encontrar testimonios, dado que se trataba de una conducta aún más silenciada e invisible", ha aclarado Vázquez.